sábado, 3 de diciembre de 2011

una tarde

En una tarde como la de este día insípido
incoloro
en que el viento y los truenos
se mecen a lo lejos
en un gris y absurdo firmamento

Se cae una lluvia
un recuerdo
Memorias de antaño
Congeladas quizás
Canciones y acordes
Sonetos y encuentros

Visito tu tumba
en el cementerio de mi olvido
que me quitó tantos años
que se llevo mi vida a un paseo
Laberíntico de sueños rotos, vacíos
Y corazones mutilados

La miro y te dejo flores
Te hablo
Te digo algo,
algo así como
Gracias
Y las palabras de siempre
Las palabras hermosas
Que se dicen a los muertos
Porque los muertos
Son siempre perfectos

Y en tus dominios angélicos
se que me miras
Que te duele ese humo de fumarme
compulsivamente la nostalgia
Desesperadamente
En cada hora libre
En que tropiezan las miradas.

Te digo adiós
Y en el intento
No entiendo
La crueldad macabra del tiempo
Que te cortó en pedazos
Que te desintegró
Como agujero negro
De mi universo




Me voy
Camino sobre las hojas secas
Que una vez me hicieron creer
Que despertaba a una extraña oleada
De impresiones múltiples- sensorias

Esas mismas hojas
que confabulaban contra mi,
con su crujir de otoño
con su historia imposible,
cruel secreto que guardé con devoción violenta

Me voy sin retorno
Y es el mismo camino de regreso
El mismo de lluvias,
de parques,
de inviernos

Pero ya no duele.
Todo tiene un extraño
efecto retroactivo – anestésico
En mi pseudo vida
donde se desmayan sentimientos
donde nada importa
donde todo cae,
Como esos ángeles del cielo
crueles, diabólicos, negros
que se me parecen tanto
en el espejo.



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